La batuta y el corazón en movimiento
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Una semblanza
de Carlos Giraudo
Este miércoles 25 de marzo, se cumple un nuevo aniversario
del fallecimiento del notable músico. Director de la Orquesta Sinfónica de
Córdoba, entre 1983 y 1999, Giraudo fue protagonista de uno de los períodos más
prolíficos en la historia de cuerpo estable con asiento en el Teatro del
Libertador San Martín.
“El Payo”, como lo llamaban, era un promotor natural de
hechos artísticos. El peso de sus convicciones y la calidad de las propuestas,
terminaron convirtiendo algunas de sus iniciativas en verdaderos
acontecimientos culturales para Córdoba, muchas veces ingrata con sus representantes.
El ciclo de Giraudo en el Teatro del Libertador terminó marcado por cierta ingratitud, como le ocurrió años después al maestro Osvaldo Piro,
quien dirigió uno de los períodos más brillantes en la historia de la Orquesta
Provincial de Música Ciudadana.
Un hacedor
Carlos Giraudo fundó la Orquesta Sinfónica Juvenil y la
Orquesta de Cámara Infantil, con el propósito de alentar el surgimiento de
nuevos talentos. Creó el Festival Agosto Musical y coordinó el Concurso
Internacional de Niños y Jóvenes Músicos, que se realizaban en el ex Teatro
Rivera Indarte; este certamen alumbró las carreras de varios excelentes
intérpretes, como los pianistas Horacio Lavandera y Héctor Panizza, y la
violonchelista Sol Gabeta. Presidió la Fundación Teatro del Libertador San
Martín. Riguroso, disciplinado, estudioso son algunos de los calificativos que
se recogen de aquellos músicos, que tuvieron la posibilidad de ser dirigidos
por “el Payo”.
En cierta manera, Carlos Giraudo abrazó las tradiciones
de los dos primeros maestros que dirigieron la orquesta sinfónica: continuidad
en el trabajo y nuevos desafíos. De Eduardo Gasparrini, primer director de la
orquesta en 1932, tomó su vocación para tallar un cuerpo estable y solvente, y de
Teodoro Fuchs, quien sucede al anterior, heredó la amplitud para aumenta el
número de conciertos, salir de la ciudad y dirigir en otras localidades, actuar
en recintos cerrados y al aire libre.
El periodista Santiago Giordano, por su lado, sostuvo que
la actividad musical de la orquesta logra con Ferreirós y Giraudo proseguir un
camino iniciado: “A partir de la década de 1970, Rubén Ferreirós, entre 1973 y
1892, y Carlos Giraudo, que plasmó una intensa actividad entre 1893 y 1999,
lograron desarrollar una continuidad”.
De la villa
serrana al mundo
Carlos Giraudo nació en Villa del Dique, Córdoba, el 7
de enero de 1952. A los tres años de edad comenzó sus estudios musicales. A los
doce años, debutó como director de la mano del célebre Herbert Diehl, fundador
del Coro de Niños Cantores y de la Orquesta de Cuerdas Municipal de Córdoba. Su
pueblo natal, honra desde 2009 la memoria de su hijo pródigo con una acogedora
plaza que se lleva su nombre.
Giraudo se expandió su horizonte profesional al realizar
una gira por Argentina, Chile y Estados Unidos como asistente de dirección del
maestro Herbert Diehl, guía de notable influencia en la carrera musical del
futuro maestro. Con el tiempo, la música lo llevará por diferentes escenarios
del mundo, pero ya como director de repertorio sinfónico y lírico, materias que
conocía con profundidad y dirigía con precisión.
Un surco
Egresado con honores de la Universidad Nacional de La
Plata, obtuvo el título de profesor superior de Dirección
Orquestal. Parte de su formación la completó con estudios de piano y
violoncello; tocó este último instrumento en el Cuarteto de Arcos. Como
director musical, estuvo al frente del grupo vocal instrumental Musicantes y del
Coro de la Municipalidad de La Plata.
Al cumplir treinta años de edad, Giraudo fijó residencia
en Suiza y asumió la asistencia de dirección de la Orquesta de Cámara de
Zurich, con la que realizó sendas giras por Europa, y participó en grabaciones
para radio y televisión.
En 1983 regresó al país para dirigir la Orquesta
Sinfónica de Córdoba. Artista con amplitud de miras, fundó la orquesta sinfónica
juvenil con el propósito de preparar músicos para nutrir a ese cuerpo estable y
cubrir una falencia del medio. El músico y director Finlay Ferguson, discípulo
de Giraudo, recordó que “las orquestas infantil y juvenil se forman en el año
1985, en un momento en el que no había en Córdoba orquestas preparatorias”.
Como una curiosidad, la dupla Carlos Giraudo-Luis Alberto Spinetta
arreglaron y brindaron un repertorio de cinco canciones favoritas de Spinetta,
junto a la Orquesta Sinfónica Juvenil, en una sesión del año 1992 transmitida
para la televisión cordobesa.
A lo largo de su vida, recibió numerosos
reconocimientos por su trayectoria. Por ejemplo, el premio Cultura del Gobierno
de Córdoba, ciudadano Ilustre de la Ciudad de Córdoba y, en 1999, el Gran
Premio Unesco que entrega el Consejo Internacional de Música. Pero el mayor
reconocimiento está en la memoria de una ciudad a veces ingrata con aquellos
que le devolvieron lo mejor de sí.
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